La pena
máxima fue para Miguel Etchecolatz y el abogado Jaime Smart, ex ministro de
gobierno de la dictadura, entre otros. El tribunal ordenó la detención del ex
fiscal de Estado Alberto Rodríguez Varela, por el secuestro de los Graiver.
(Fuente: Pablo
Roesler - Tiempo Argentino)
La justicia
federal de La Plata
condenó a prisión perpetua a 16 represores y a penas de entre 25 y dos años de
cárcel a otros siete por los crímenes cometidos durante la dictadura
cívico-militar en seis centros clandestinos de detención del denominado
Circuito Camps, y consideró que esos crímenes cometidos "importan la
comisión de un genocidio". En su fallo, el Tribunal Oral en lo Criminal
Federal Nº1 revocó las prisiones domiciliarias y ordenó que las condenas sean
de cumplimiento efectivo en cárcel común. También ordenaron la detención del ex
fiscal de Estado de la provincia, Alberto Rodríguez Varela, y que se investigue
su responsabilidad en el secuestro y las torturas a los miembros de la familia
Graiver. Asimismo, ordenaron enviar los testimonios de Lidia Papaleo, Rafael
Ianover e Isidoro Graiver al Juzgado Federal Nº10 de Capital Federal,
"donde se investiga el traspaso compulsivo de la empresa Papel
Prensa". También enviaron mensajes a tres sectores: el tribunal ordenó
investigar la complicidad de funcionarios judiciales y miembros de la Iglesia , y pidió que se
analice el rol del diario La
Nación durante el desarrollo del juicio (ver aparte).
Luego de 15
meses de audiencia en las que dieron testimonio 400 víctimas y familiares, los
jueces Carlos Rozanski, Roberto Falcone y Mario Portela dictaron sentencia ante
una audiencia repleta de público, que aplaudió y festejó por cada represor
condenado y por cada investigación o solicitud a otros estamentos de la
justicia u otros poderes que ordenaron. El primer estallido de aplausos durante
la lectura del veredicto se produjo cuando el presidente del tribunal leyó la
calificación de genocidio por los crímenes cometidos por los imputados.
"Las
conductas de los imputados al dirigirse inequívocamente al exterminio de un
grupo nacional importan la comisión de un delito de genocidio", leyó
Rozanski, y los aplausos lo interrumpieron. Y continuó: "En cada caso
corresponde la condena por tal delito." Sin embargo, los magistrados
aclararon que el pedido por genocidio fue introducido en los alegatos, y que
aplicarían los tipos penales y las penas previstas en el derecho interno,
"todos los cuales son delitos de lesa humanidad", agregaron.
Esos
delitos fueron los secuestros y torturas de 280 personas, de las cuales en 33
casos se confirmaron sus homicidios, todos cometidos en los centros clandestinos de detención
Comisaría 5ª de La Plata ,
Brigada de Investigaciones, Destacamento de Arana, Subcomisaría de Don Bosco
(Puesto Vasco), COTI Martínez y Brigada de San Justo, todos edificios
policiales bajo el mando del fallecido coronel Ramón Camps.
Los
condenados a prisión perpetua fueron el abogado Jaime Lamont Smart, el militar
Rodolfo Aníbal Campos, y los policías Miguel Osvaldo Etchecolatz, Hugo Alberto
Guallama, Carlos García, Domingo Almeida, Horacio Elizardo Lujan, Luis Vicente
Patrault, Norberto Cozzani, Miguel Kearney, Fernando Svedas, Bernabé Jesús
Corrales, Raúl Orlando Machuca, Julio César Arguello, Mario Víctor Sita y
Roberto Omar Grillo.
También
condenaron a 25 años de cárcel a los policías Eros Amílcar Tarela y Jorge
Antonio Bergés, a 18 años a Roberto Antonio Cabrera, a 15 a Sergio Arturo Verduri, a
once años a Pedro Antonio Ferriole y Daniel Jorge Lencinas, y a dos años de
cumplimiento efectivo a Santiago Antonini.
En todos
los casos, los condenados lo fueron como "autores directos" de los
crímenes, ya que en el fallo aclararon que "los delitos perpetrados por
funcionarios públicos bajo la protección de un aparato de poder organizado y
clandestino constituyen un delito de infracción de deber especial". Esa
calificación del accionar de los represores fue solicitada por los abogados de la Secretaría de Derechos
Humanos de la Nación
y considera a los autores intelectuales ejecutores del delito.
También por
pedido de la secretaría, ordenaron remitir las declaraciones de Lidia Papaleo,
Isidoro Graiver y Rafael Ianover y los dichos del imputado Cozzani "al
Juzgado Nacional en lo Criminal Correcional Federal Nº10 de Capital Federal
donde se investiga el traspaso compulsivo de Papel Prensa".
En el mismo
sentido tuvieron en cuenta los elementos surgidos del debate para ordenar la
detención del ex fiscal de Estado durante la última dictadura cívico-militar,
Alberto Rodríguez Varela, quien según los testimonios "concurrió al centro
clandestino de detención Puesto Vasco y entrevistó a personas secuestradas y
torturadas pertenecientes al denominado Grupo Graiver".
Durante el
año y tres meses de debate fueron ventilados los secuestros de los chicos de la Noche de los Lápices, del
director del diario La Opinión ,
Jacobo Timerman, de Lidia Papaleo y los miembros de la familia Graiver; también
el del testigo nuevamente desaparecido Jorge Julio López, y el ataque a la casa
Mariani Teruggi, donde fueron asesinados cuatro personas y robada la bebé Clara
Anahí Mariani, la nieta que Chicha Mariani todavía busca, entre otros casos.
"También
hay que tocar a otros sectores de la sociedad que estuvieron involucrados o
fueron cómplices y se escondieron detrás de argumentos mentirosos, como la Iglesia ", sostuvo la
titular de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, al culminar la
lectura. Es que por pedido de las querellas de la Secretaría de Derechos
Humanos y la abogada Guadalupe Godoy, de Justicia Ya!, el tribunal también
ordenó investigar la responsabilidad del vicario castrense "Emilio
Gracelli y los funcionarios del Seminario Mayor San José de La Plata ". Según se supo,
en las audiencias, ese sector de la curia enviaba la comida que,
alternadamente, recibían los detenidos desaparecidos de la Comisaría 5ª.
Los jueces
también exhortaron al Poder Ejecutivo de la provincia de Buenos Aires a que
desafecte los edificios policiales donde funcionaron los centros clandestinos y
pidieron que esa seccional y el destacamento de Arana sean convertidos en
sitios de memoria.
También
pidieron que las instrucciones de las causas en curso incorporen los delitos
sexuales como parte de las torturas que recibían los detenidos durante su
cautiverio.
Duro reproche al diario La Nación
En uno de
los considerandos de la sentencia, los jueces señalaron las presiones del
diario La Nación
sobre el tribunal y su intento a través de la publicación de editoriales y
notas falaces de mejorar la situación del imputado Jaime Lamont Smart, y
advirtieron que esas publicaciones "fueron el soporte de las amenazas
dirigidas contra dos miembros de este tribunal para presionarlos sobre el
sentido del fallo definitivo". "Considerando los editoriales y notas
periodísticas publicadas por el diario La Nación respecto de este juicio oral donde se
publicitan de manera falaz los hechos juzgados intentando mejorar la situación
procesal de uno de los imputados, corresponde poner en conocimiento de esta
maniobra ante la
Comisión Nacional de Independencia Judicial de la Corte Suprema de la Nación y de la Comisión Interpoderes ",
leyó el juez Carlos Rozanski sobre el final del fallo que condenó a los
represores del Circuito Camps.
Concretamente,
se refería a los editoriales en los que se ejercía la defensa del ex ministro,
que luego fueron enviados por correo en una carta de amenaza remitida desde
Punta del Este.
Aplausos y dos sillas vacías
Cientos de
personas sentadas en la calle 4, entre 51 y 53, de La Plata , celebraron ayer
frente a la sede del Tribunal Oral Federal 1, ex AMIA, con aplausos y cánticos
cada una de las condenas a los represores que actuaron en el Circuito Camps.
Desde las 18,
los organismos de Derechos Humanos comenzaron a concentrarse en las
inmediaciones del tribunal para la lectura de la sentencia, ocasión para la que
se colocó una pantalla gigante en la vereda. Junto a ellos se movilizaron
también movimientos políticos y estudiantiles, como La Cámpora y la Unión de Estudiantes
Secundarios.
Un gran
aplauso comenzó en la colmada sala del tribunal y siguió en la calle cuando el
juez Carlos Rozanski leyó las condenas de dos de los símbolos del juicio oral:
Jaime Smart y Miguel Etchecolatz.
La sala del
ex edificio de AMIA estuvo repleta de familiares de las más de 280 víctimas
aunque dos sillas se dejaron vacías con las fotos de dos testigos centrales,
Julio López, desaparecido desde 2006, y Adriana Calvo, quien falleció en 2010.
Entre los
presentes estaban la titular de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto,
así como los nietos restituidos Pedro Nadal y Leo Fossati. Para Carlotto, valió
la pena "la paciencia de esperar 35 años para esta satisfacción", y
reclamó que se continúe juzgando a los civiles luego de la condena a Smart.
Además, celebró que los condenados vayan a una cárcel común "sin ningún
privilegio".
En la sala
también estuvo María "Chicha" Mariani, aplaudida de pie por el
público. Pablo Díaz y Emilce Moler, sobrevivientes de la Noche de los Lápices. Junto
al secretario de Derechos Humanos estuvo el canciller Héctor Timerman sentado
en las primeras filas, ya que fue juzgado el secuestro de su padre, Jacobo
Timerman. El funcionario subrayó que se haya juzgado el caso Papel Prensa:
"Fue el mayor robo de la dictadura y esto demuestra la rapiña que llevó
adelante la dictadura. Hubiese sido importante que (Héctor) Magnetto y
(Bartolomé) Mitre declaran en el juicio."
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