Los abogados de Abuelas Collen Torres y Emanuel Lovelli acompañan al nieto Leonardo Fossati.
29 nov 2012
23 nov 2012
Circuito Camps: Abuelas de Plaza de Mayo pidieron la máxima pena
La querella exigió para los imputados prisión perpetua y 25 años de prisión por homicidios a embarazadas y robos de bebés
La querella que representa a Abuelas de Plaza de Mayo pidió las máximas penas por genocidio en el juicio por crímenes durante la dictadura en el Circuito Camps. Pidieron prisión perpetua y 25 años de prisión por los homicidios de embarazadas y por robos de bebés y al médico policial Jorge Vergés 21 años de prisión por la apropiación de Pedro Nadal García quien recuperó su identidad en el 2005. Para Vergés además pidieron la revocación de la prisión domiciliaria.
La abogada querellante por Abuelas de Plaza de Mayo, Collen Torre, afirmó que “para que pudieran condenarse por el delito internacional de genocidio se pidió las máximas pena porque consideramos que son autores de homicidios agravados de mujeres embarazadas y el ocultamiento de los chicos que nacieron allí”
Agregó que “solicitamos que se condenaron a todos salvo a Camps y Etchecolatz que los consideramos como autores directos. Los demás como co-autores, sin distinción si eran jefes de destacamento de las brigadas o si eran guardias porque consideramos que éstos realizaron un aporte fundamental para que las víctimas permanezcan detenidas en la clandestinidad y luego desaparecidas”.
(Fuente: Provincia Noticias - AM Provincia)
19 nov 2012
GACETILLA DE PRENSA
Ref. Abuelas de Plaza de Mayo
presenta mañana su alegato
en el juicio por los crímenes
cometidos en el “Circuito Camps”
Abuelas de
Plaza de Mayo informa que mañana, martes 20 de noviembre a partir del mediodía,
la querella de Abuelas de Plaza de Mayo presentará su alegato en el juicio por
el funcionamiento del Circuito de campos de concentración que comandó durante
la última dictadura el entonces jefe de la Policía Bonaerense, Ramón Camps, en
perjuicio de 280 víctimas, entre ellas once mujeres embarazadas, tres niños
nacidos en cautiverio y otros cuatro secuestrados junto a sus padres.
El Tribunal
Oral en lo Criminal Federal N° 1 de La Plata, integrado por los jueces Carlos Rozanski, Roberto Atilio Falcone y Mario Alberto
Portella, juzga a 23 represores por secuestros, torturas y asesinatos en
la Comisaría 5ª, el Destacamento de Arana, las brigadas de San Justo y de
Investigaciones de La Plata y los centros clandestinos Puesto Vasco y Comando
de Operaciones Tácticas I de Martínez.
Entre los
acusados se encuentran, entre otros, Jaime Lamont Smart, Ministro de Gobierno
de facto de la provincia de Buenos Aires y el médico de la Bonaerense,
partícipe en varios casos de chicos apropiados,
Jorge Antonio Bergés. También los represores Miguel Etchecolatz, Carlos
García, Horacio Luján, Domingo Almeida, Luis Patrault, Hugo Guallama, Pedro Ferriole, Bernabé Corrales, Raúl
Machuca, Fernando Svedas, Julio Arguello, Mario Sita, Miguel Kearney, Daniel
Lencinas, Roberto Grillo, Rodolfo campos, Eros Tarela, Roberto Cabrera, Sergio
Verduri, Norberto Cozzani y Santiago Antonini.
Los abogados Emanuel
Lovelli, Germán Kexel y Collen Colleen Torre, en representación de la
Asociación Abuelas de Plaza de Mayo y de los nietos restituidos Leonardo
Fossati Ortega, Pedro Nadal García y Sabino Abdala, expondrán el alegato contra
los imputados. La audiencia será en el TOF Nº 1, Calle 4, entre 51 y 53, de La
Plata, donde se está llevando adelante este juicio.
Esperamos
contar con la colaboración de los medios y de la sociedad en general para
difundir los juicios contra los genocidas que secuestraron y desaparecieron a
nuestros hijos y nietos.
En el blog juiciocircuitocampsquerellaabuelas.blogspot.com.ar
se puede acceder a información actualizada.
Buenos Aires, lunes 19
de noviembre de 2012.
6 nov 2012
"La ferocidad del Circuito Camps es algo inédito"
Los fiscales
Schapiro y Fernández explicaron las claves del alegato que presentan hoy ante
el tribunal Federal Nº 1 de La
Plata.
(Fuente: Pablo
Roesler - Tiempo Argentino)
Feroz.
Inconmensurable. Fríamente planificado. Con esas palabras, los fiscales Hernán
Schapiro y Gerardo Fernández intentaron describir las características de la
represión ilegal en el Circuito Camps, la red de centros clandestinos de la Policía Bonaerense
en dictadura, por cuyos crímenes están siendo juzgados en La Plata algunos de los máximos
responsables. Sin embargo, Schapiro y Fernández advirtieron que las palabras
resultan insuficientes. "Este juicio reveló la inserción de la Policía Bonaerense
en el circuito represivo general instalado en el país por la dictadura",
explicaron a Tiempo Argentino los fiscales, antes de los alegatos que van a
presentar hoy.
Analizaron el rol asignado a cada uno de los
seis centros de detención que se investigan, dispuestos para el secuestro, la
tortura y el depósito de prisioneros políticos; las motivaciones antisemitas y
políticas en el secuestro de Jacobo Timerman y la intencionalidad de sacar de
juego y quedarse con el dinero de los herederos del empresario David Graiver,
luego de que les arrebataran Papel Prensa.
Esta mañana, ante el Tribunal Oral Federal Nº
1 de La Plata ,
los fiscales pedirán condenas para los 23 imputados –tres de ellos murieron en
el transcurso del juicio– en el proceso que investiga los crímenes de lesa
humanidad contra 280 víctimas en la
Brigada de Investigaciones, el destacamento policial de Arana
y la Comisaría Quinta ,
en La Plata ; el
COT I de Martínez, en San Isidro; y el destacamento policial de Puesto Vasco,
en Quilmes. Todos estos centros clandestinos operaron bajo la órbita de la Policía Bonaerense ,
en el denominado Circuito Camps, así llamado por el jefe de esa fuerza durante
la represión, Ramón Camps.
"Nuestro alegato se va a fundar en la
acreditación de la existencia de un sub circuito de privaciones ilegales de la
libertad, tormentos y homicidios, en algunos casos, o desaparición definitiva,
en otros, que funcionaban en edificios oficiales de la policía de la provincia
de Buenos Aires. Esa es la estructura principal de lo que tenemos probado, y
que por allí pasaron las víctimas de este juicio, que fueron hechas rotar por
estos centros sometidas a salvajes tormentos y condiciones infrahumanas de
detención", detalló Schapiro.
Fernández agregó que otro eje será "la
división de las funciones entre cada centro", porque "claramente,
Brigada tenía el rol de ingreso y distribución de detenidos al sistema
clandestino; Arana era un centro de extracción de información bajo tortura
brutal y permanente de personas". Schapiro completó que "la Quinta era un lugar de
depósito, pero con ciertas particularidades, porque se torturó a chicos, se
abusó de chicos. En ese lugar las víctimas estaban a la espera de ser
trasladadas o de su destino final."
–¿También
ocurrió en COTI Martínez y Puesto Vasco?
Schapiro: –Ese es el otro sub circuito, que lo
vamos a encarar con un sentido distinto, porque no era tanto un lugar al que
llevaran militantes políticos, estudiantes o jóvenes. Ateniéndonos a lo que se
ha demostrado en el juicio, se trataba de un lugar en donde la policía o los
militares discernían internas o procuraban espurios intereses económicos. Pero
mantiene la misma lógica. Martínez era el lugar de torturas y Puesto Vasco de
depósito, aunque en este último también se torturaba. Ahí murió (el socio de
David Graiver) Jorge Rubinstein, producto de la tortura, y Lidia Papaleo
denunció que fue atada en una cama y torturada en ese centro. Martínez fue un
lugar de torturas aberrantes y, al igual que lo que pasa con Arana, faltan las
palabras para poder expresar todo lo que se vivió ahí adentro.
–¿Cuáles eran esas internas que se dirimían?
S: –La hipótesis que existe es que lo que se
discernía era entre un sector llamado "grupo La Plata ", que postulaba
al gobernador de Facto Ibérico Saint Jean para la sucesión de Videla en la
presidencia, frente a Roberto Viola, que era quien Videla había elegido. Este
grupo era, digamos, el ala dura. Entonces, el secuestro y las torturas del
gabinete de (el ex gobernador Victorio) Calabró tuvieron el sentido de mostrar
la fortaleza del grupo y, aparentemente, había conexiones entre ese gobernador
y Viola.
Fernández:
–Esa fue su forma de realizar una investigación para encontrar elementos
probatorios en contra de Calabró. Buscaban "chanchullos" para pegarle
al ex gobernador que estaba protegido en la Capital Federal
por Viola.
–¿Y los
intereses económicos?
S: –Ahí entra el caso Graiver. Ahí hay una
búsqueda evidente de quedarse con la plata. Y lo que dijimos en el dictamen de
Papel Prensa: la intención de sacarlos de circuito, de correrlos. Pero pensamos
que tenían la intensión de quedarse con su dinero, porque tenían mucho, y
además estaba la idea en los victimarios de que ellos tenían la plata de los
Montoneros. Y querían quedársela. En realidad, Papel Prensa ya se la habían
quitado, ya había sido transferida a Fapel y, de ahí, a Clarín y La Nación.
–¿No hay
continuidad?
S.: –Hay una continuidad en la persecución que
tiene motivaciones políticas, religiosas y, sobre todo, económicas. Esa
persecución es la continuidad que se termina concretando en el crimen, la
tortura, la desaparición forzada. Para nosotros la persecución había comenzado
mucho antes. Prima facie, porque fue lo que dijimos en el dictamen de Papel
Prensa, en el contexto de una persecución que ya se había iniciado contra el
grupo, compulsivamente los hacen entregar las acciones de Papel Prensa. Pero
después la persecución continúa, se concreta en los secuestros y las torturas
que tenían el sentido de sacar de circulación a los Graiver; probablemente,
intentar quitarles el dinero y todo con un contenido antisemita muy importante.
–-En el caso del secuestro de Jacobo Timerman,
director del diario La Opinión ,
¿qué quedó probado?
S.: –Según denunciaron sus hijos (Javier y el
canciller Héctor Timerman), los victimarios tenían la idea de que Timerman
representaba a la sinarquía internacional, que quería quedarse con el país.
También se les quiso quitar el diario. Lo llamativo es que tanto en los casos
de los ministros, en el de Timerman y en el de los Graiver, estuvieron
dedicados grupos especiales de la policía, que los integraban gente de
confianza de (el imputado Miguel) Etchecolatz. Evidentemente, había especial
interés de altas esferas, porque actuaba gente de confianza del director de
Investigaciones de la policía, que tenía llegada directa a Camps.
–Con el
debate ya en su etapa final, ¿qué evaluación hacen?
F.: –Creo que es un proceso histórico. Creo
que hay un antes y un después de este juicio en la provincia. En cuanto a
dimensiones, importancia, cantidad de hechos que trata, es uno de los juicios
más importantes que se ha hecho en el país desde 2003.
S.: –Es
particularmente importante para La
Plata , una de las ciudades más castigadas por la dictadura.
Este juicio permite visibilizar el funcionamiento de lo que fue la Policía de la Provincia inserta en el
circuito represivo general instalado por la dictadura. Este es un juicio que no
toca todo el circuito, sino una parte, pero me parece que los hechos que se
juzgaron demuestran la magnitud que tenía, y lo inconmensurable de los hechos
que se produjeron. Revela también el carácter fríamente planificado de la
represión.
F.: –La
ferocidad del Circuito Camps es algo inédito en el resto del país.
5 sept 2012
Una acusación por homicidas
/Quince represores,
que hasta ahora estaban imputados sólo por secuestros y tormentos, serán
juzgados en La Plata
por homicidio. Esto significa que pueden ser condenados a perpetua. Smart fue
alojado en Marcos Paz y Saint-Jean en Ezeiza para que lo revisen los médicos.
(Fuente: Alejandra Dandan - Página/12)
“¡Y ahora a
hacer muñequitos con las miguitas de pan!”, le soltó un grupo de mujeres, en la
puerta del teatro de La Plata ,
a dos abogados de las defensas que se iban rapidito con las resoluciones en la
mano. Uno de ellos era el hijo del ex gobernador de la provincia de Buenos
Aires durante la dictadura, Ibérico Saint-Jean, uno de los acusados del juicio.
“¡Ha habido una resolución extraordinaria!”, decían las que salían, entre ellas
la Madre de
Plaza de Mayo Adelina Alaye, con lágrimas en los ojos. “Recibí la decisión del
Tribunal sin parar de llorar –dijo– porque realmente siento que hoy están acá
las que ya no están, las que caminaron, las que buscaron, las que encontraron y
por primera vez vamos encontrando respuesta en la Justicia.”
En la
resolución, que arrancó con un aplauso en la sala, el Tribunal Oral Federal 1
aceptó –después de semanas de debate– acusar por el homicidio de 33 víctimas a
15 represores que hasta ahora estaban imputados sólo por sus secuestros y
tormentos. Esto significa que los acusados pueden ser condenados a perpetua. El
tribunal quitó además el beneficio de la prisión domiciliaria a Ibérico
Saint-Jean y a su ex ministro de Gobierno Jaime Smart. A uno lo mandaron al
hospital penitenciario de Ezeiza para que los médicos evalúen en qué cárcel va
a quedar detenido. Y a Smart, que es el primer funcionario civil del Estado
terrorista que llega a juicio y que pasará a una cárcel común, lo mandaron al
penal de Marcos Paz. La misma decisión alcanzó a otros cinco imputados que
estaban con domiciliaria.
El voto por
unanimidad de los jueces Carlos Rozanski, Roberto Falcone y Mario Portela
contempla varias revisiones importantes para ésta y otras causas. En el caso
del abogado del grupo Graiver Jorge Rubinstein, criticaron el fallo de 1985 de la Cámara Federal , que
cerró la posibilidad de una condena por homicidio y, según dicen, “regaló
absoluciones”. A partir de ese caso, por el que acusaron a Smart y Saint-Jean,
trabajaron el rol de la autoría para jefes y subjefes, aunque no hayan tocado a
las víctimas. Y revisaron y ampliaron el rol de las querellas.
En la
audiencia, los jueces leyeron sólo una parte de las cien páginas de una
resolución que es consecuencia del pedido de querellas y fiscalía.
Los puntos
En términos
formales, la resolución mira el rol de las querellas y si están habilitadas o
no para pedir la ampliación de los cargos, como sucedió en este caso. Este
lugar suele ser de los fiscales. En ese sentido, dijeron que aunque esa función
“no aparece explícita” en el artículo que regula estos casos, “no puede
desconocerse”. Mal puede decirse, explicaron, que luego de participar en toda
la producción de prueba, las querellas deban asumir un rol meramente pasivo en
el debate oral “contradictorio con el ejercitado hasta ese momento”.
Otro eje de
la resolución fue el modo que agregaron los delitos. Aunque hay un principio
que dice que un acusado que llega a un juicio oral por equis motivo no puede
ser condenado por otro, hay excepciones. Los jueces pusieron en palabras el
modo en el que creen que la
Justicia debe leer lo que sucedió con estas víctimas, en esa
secuencia que comienza con secuestros, sigue con tormentos y continúa con
desaparecidos con y sin cuerpos. Discuten si se entiende que eso es todo parte
de una misma secuencia –como lo dicen ellos para estos casos– o se sigue
leyendo lo que pasó en términos fragmentados, a la luz de un Código de
Procedimiento Penal que los operadores del sistema judicial consideran caduco y
pensado sólo para delitos comunes.
Tomaron el
fallo Acosta de la Corte
Suprema de Justicia para pensar el carácter extraordinario de
estos juicios. Hablaron de interpretaciones “dogmáticas y discutibles”. Y para
habilitar el homicidio acudieron a un dato muy novedoso de este juicio: la
postura de tres defensores que no se opusieron al planteo. “Requirieron que se
haga lugar a la ampliación –recordaron los jueces–, a fin de soslayar una nueva
persecución en otro proceso que podría provocarles una nueva prisión
preventiva.”
También
consideraron que este camino evita que próximos tribunales consideren que no
puede juzgarse el homicidio por cosa juzgada. Y advirtieron sobre el carácter
transitorio de este momento: querellas y fiscales deberá probar este cargo en
sus alegatos finales.
Los casos
En cuanto a
los casos, la resolución abordó dos ejes. El expediente de Rubinstein,
importante en varios sentidos. El abogado del grupo Graiver murió como efecto
de las torturas. El fallo de 1985 de la Cámara dijo, sin embargo, que no había pruebas
suficientes para probar el homicidio porque un certificado policial decía que
murió por causa natural y porque el testimonio único de Lidia Papaleo no
alcanzaba para contradecirlo. Con esto cerraron y absolvieron. La querella de
Justicia Ya! dijo en su pedido que en este juicio hubo un testimonio nuevo,
como el de Isidoro Graiver, que apuntaló el homicidio como efecto de la
tortura. Y cuestionó el criterio de verdad de un certificado de una estructura
que fue parte del aparato represivo. Los fiscales acompañaron. Y los jueces le
dieron la razón. Entre los fundamentos hicieron una consideración sobre la
responsabilidad de los autores, en este caso Smart y Saint-Jean. Allí parece
insinuarse una interpretación de la figura de la tortura para los casos de
autores mediatos que es importante: que en ese nivel de mando, detrás de la
orden de tortura aparecería representada la idea de la muerte.
Los jueces
también reprendieron a Smart, abogado de su propio caso. Los que saben creyeron
ver en esto la mano de Portela, profesor de filosofía del derecho. “Confunde el
auto-defensor”, leyó el presidente del TOF. Lo llamaron aristotélico, lo
mandaron a leer un libro de lógica de Eudeba, edición 1982. Y explicaron que su
defensa fue “vaga e inconveniente” y que “se encamina a llenar tablas de verdad
cuando lo que hay y no ve son hechos sociales”.
Sobre la
muerte del Grupo de los Siete (siete militantes montoneros que fueron
asesinados), consideraron que el planteo era válido porque el fiscal de
instrucción ya lo había dejado planteado.
Al final
leyeron la parte resolutiva. Smart había pedido continuar con la domiciliaria
porque, como hace su propia defensa, necesitaba una computadora, su biblioteca
e Internet. Los jueces ordenaron el traslado a Marcos Paz, pero contemplaron el
pedido: ordenaron que se le nombre un auxiliar para que le lleve lo que
necesita y que se le dé una computadora. Eso sí: sin acceso a Internet.
Los nombres
Los
represores a los que alcanzó la ampliación por homicidio son: Jaime Lamont
Smart, Ibérico Saint-Jean, Rodolfo Aníbal Campos, Miguel Etchecolatz, Miguel
Kearney, Horacio Elizardo Luján, Carlos García, Raúl Orlando Machuca, Julio César
Argüello, Mario Víctor Sita, Fernando Svedas, Bernabé Jesús Corrales, Roberto
Omar Grillo, Domingo Almeida y Luis Vicente Patrault. Le revocaron el arresto
domiciliario, además de a Smart y a Saint-Jean, a Campos, Patrault, Sita,
Corrales y Kearney. Mandaron a Ezeiza a Saint-Jean, Campos y Patrault.
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3 ago 2012
“La situación era infernal”
En el marco
de la causa Camps, Adriana Chamorro contó cómo asistió el parto de María
Asunción Artigas de Moyano. El hambre, el frío y las torturas que sufrían. Recordó
que Jorge Bergés estuvo presente cuando la picanearon y luego la atendió por
las heridas.
(Fuente:
Alejandra Dandan - Página 12)
Desde
Canadá, el lugar donde vive después de ser detenida-desaparecida y legalizada
como presa en Devoto, Adriana Chamorro describió al médico de policía Jorge
Bergés. Primero, la voz, la que escuchó durante su tortura. Luego, los ojos,
cuando pasó a revisarla en una de las celdas. Y más tarde, la intervención en
el parto de Victoria Moyano, un parto que Adriana siguió de cerca, cuidando a
María Asunción Artigas de Moyano durante la gestación, en la misma celda,
tomando el tiempo entre contracción y contracción.
Adriana
declaró desde Montreal ante el Tribunal Oral Federal 1 de La Plata , a cargo del juicio
por el llamado Circuito Camps. Habló de su secuestro y las torturas en la Brigada de San Justo,
supervisadas por aquel médico al que logró conocer por el nombre ya en el
exilio. Luego habló de su paso por el Pozo de Banfield y del parto de Victoria
Moyano.
“Estábamos
desesperados, en un lugar sin luz, esposados las 24 horas del día. Estábamos
muertos de hambre, muertos de frío, la situación era realmente infernal”, dijo.
Desde fines de marzo hasta octubre de 1978 se habían ido llevando a varios
grupos de prisioneros, y dejaron sólo a María Asunción. “Me pusieron a mí en el
calabozo con ella –explicó Adriana–. Tenía un embarazo de unos seis meses y
como tenía crisis epilépticas vino un médico que tenía barba y bigote, le dio
una pastilla y le dijo que se mentalizara de que iba a salir solamente cuando
naciera su hija.” En otro momento, pasó el jefe del lugar con otra persona,
para presentarle a María Asunción. “Nosotros pensamos que ésa iba a ser la
persona que se iba a robar al niño”, dijo Adriana.
Finalmente
nació la hija de María. “Todos participamos del parto. Empezó a tener
contracciones. Yo golpeaba un lado de la pared para que Eduardo (Corro, alojado
en la celda de atrás) contara las contracciones. Cuando terminaban, golpeaba de
nuevo para que parara de contar y golpeaba atrás para que el de atrás empezara
a contar. Estuvo así alrededor de 24 horas porque las contracciones venían de
tanto en tanto, hasta que logramos calcular que se daban durante cuatro o cinco
minutos. Ahí llamamos a la guardia. Se la llevaron abajo y nació Victoria, que
por suerte está recuperada hoy en día.”
Después,
María le contó que el médico que había estado en su parto era igual al que ella
había descripto como presente en sus torturas. “Ni Mary ni yo sabíamos cómo se
podía llamar –dijo Adriana–. Nosotros lo llamábamos ‘el médico de mi tortura’.”
Enseguida
“se la llevan a la nena de Mary, un tipo que viene con delantal blanco. Se la
dejan unas horas y ella tiene tiempo de darle el pecho porque quería que de
alguna manera la nena recordara cuál era su madre. La trajeron a Mary después,
tenía mucha fiebre, tuvo muchos problemas con la leche, me tuve que arreglar yo
con eso, sufrió muchísimo, por supuesto tenía una depresión enorme porque le
habían quitado la hija”.
El
secuestro
A Adriana
la secuestraron el 23 de febrero de 1978. Se la llevaron tabicada en el baúl de
un auto a la Brigada
de San Justo, y en otro auto llevaron a Eduardo Corro, que entonces era su
compañero. Alguien a quien llamaban Coronel le dijo amablemente que en ese
lugar no debía tener miedo, que no iban a violarla ni a tocarla y si algo de
eso sucedía debía decírselo a él.
“En la sala
de torturas, primero me golpean las orejas con un palo, me dan patadas –dijo–.
Finalmente me hacen desnudar y me ponen sobre el elástico de hierro, me tiran un
balde de agua y ponen sobre mí una bolsa de arpillera mojada, me ponen las
brazos hacia atrás atados, las piernas abiertas hacia adelante y en el pie me
atan un alambrecito o un cable. En medio de una gran cantidad de amenazas y
preguntas muy irracionales empiezan a darme picana, que como todos saben es
infernal. No podía dejar de gritar porque creo que nadie puede hacerlo, y en
los momentos en que paraban me hacían preguntas como: ‘¿En qué idioma le
hablaste a tu madre?’.”
La tortura
se hacía sistemáticamente, dijo. “En las articulaciones, en los senos, en la
vagina en particular, y trataron de hacerme en la cabeza o en la cara. Me
quemaron los labios, pero alguien que estaba al lado mío dijo: ‘En la cabeza,
no’. Entonces siguieron con otras partes. Al rato, la persona que estaba al
lado mío me puso el estetoscopio y dijo: ‘Vamos a parar por un rato’. Yo me
dije: ‘Hay un médico acá o alguien que sabe’. Se fueron un rato, luego
volvieron y siguieron, hasta que se cansaron... Me sacaron a la rastra porque yo
no podía caminar.”
Al otro
día, después de un poco de comida y agua, observó por primera vez a la cara al
médico que había escuchado en la sala de torturas. “Viene una persona muy
amable, yo no tenía el tabique puesto. Se presenta como un médico que me va a
curar, se sienta, muy amablemente me dice: ‘¿Cómo estás? ¿Cómo te sentís?’. Me
dice que lo que tenía no era grave. Me mira el pie. A todo esto yo lo miro con
gran intensidad. Me mira el labio, me da un polvito para favorecer la
cicatrización. Al escucharlo hablar, trato de que hable más haciéndole algunas
preguntas. Me doy cuenta de que es la misma persona que había hablado al lado
mío en la tortura. Tenía grandes ojos y un gran bigote. Tenía unos ojos
castaños muy calmos y el cabello muy ondulado. Al día siguiente vuelve a venir,
verifica la lastimadura, me cura y se va. No lo vi más.”
Adriana
recordó los nombres de compañeros de celdas, los apodos de los represores: el
Eléctrico, el Burro, a quien identificó en su tortura; el Víbora, un oficial;
el Tiburón, a cargo de la patota; el Lagarto; el Pato: “Era un zoológico”,
dijo. En el final, el fiscal Hernán Schapiro le preguntó por su militancia
política. “Por supuesto (que milité), dado que había una dictadura en Argentina
–respondió–. Y yo tenía el derecho como todos los ciudadanos de resistir a ese
grupo sedicioso que se había hecho cargo del gobierno ilegalmente y que
torturaba, mataba, desaparecía... Así que yo formaba parte de una organización
que se llamaba Organización Revolucionaria Compañero.”
Ampliación de la acusación
La fiscalía
y las querellas del proceso por los delitos cometidos en los seis centros
clandestinos que integraron el Circuito Camps evalúan ampliar la acusación por
homicidio para los imputados. La opción surgió tras la declaración que
efectuaron ayer miembros del Equipo de Antropología Forense, quienes
identificaron más de diez cuerpos enterrados en los cementerios de Avellaneda y
Lomas de Zamora, entre otros. Como la identificación de esas víctimas surgió
tras la elevación a juicio, es posible que en la próxima audiencia se pida la
ampliación por el delito de homicidio para algunos de los acusados, el ex
gobernador de facto Ibérico Saint Jean, su ministro Jaime Lamont Smart, el ex
director de Inteligencia de la Policía Miguel Etchecolatz y su chofer Hugo
Guallama, entre otros.
“La apropiación ilegal de niños es otro modo de exterminio”
Alicia Lo Giúdice,
coordinadora del equipo de psicólogos de Abuelas de Plaza de Mayo, declaró en
el juicio por los crímenes cometidos en el Circuito Camps. Explicó las
profundas consecuencias que sufrieron los menores apropiados durante la
dictadura militar.
(Fuente: Pablo
Roesler - Tiempo Argentino)
La
apropiación ilegal de niños es otro modo del exterminio", explicó ayer la
coordinadora del equipo de psicólogos de Abuelas de Plaza de Mayo, Alicia
Logiúdice, en el juicio por los crímenes del Circuito Camps que se realiza en La Plata , donde concurrió como
testigo para profundizar sobre los daños psicológicos que sufren los niños y
niñas apropiados durante la dictadura. La profesional dijo que mientras dura la
apropiación los hijos de los desaparecidos viven en una lógica de campo de
concentración, y remarcó que a diferencia de lo que ocurrió en otros genocidios
de la modernidad, los militares argentinos se quedaron con lo más preciado de sus
opositores políticos: su descendencia.
"La Argentina ha sido un
caso casi único, un país en el que aquellos que quisieron exterminar a adultos
les quitaron lo más preciado que tenían: su descendencia", dijo la
psicoanalista y directora del Centro de Atención por el Derecho a la Identidad , un servicio
de salud mental de Abuelas.
Al declarar
ante el Tribunal Oral en lo Criminal Federal Nº1 de La Plata , la profesional
enmarcó los daños causados en los nietos recuperados en "la apropiación
ilegal de niños bajo el terrorismo de Estado", y explicó que los hijos de
los desaparecidos "fueron sustraídos violentamente de un sistema de
parentesco para incluirlo, en otro, negando que el origen del vínculo con los
apropiadores está construido en base al secuestro del niño y el asesinato de
sus padres."
Por eso, la
mujer explicó que el modo de vida de los niños apropiados y la convivencia con
sus apropiadores bajo una ilegalidad oculta, obedecía a una lógica de campo de
concentración. "El joven vivía en un estado de excepción que se convirtió
en norma de vida", detalló Logiúdice. Y abundó: "Yo propongo que este
tipo de delitos sobre un joven es otro modo del exterminio, porque no los
mataron como en la Alemania
nazi, pero sí los exterminaron de un sistema de parentesco para incluirlos en
otro violentamente". Para explicar las marcas de la apropiación, recordó
el primer caso que asistió: el de la primera chica restituida por orden
judicial con identificación genética en 1985. Explicó que la menor había sido
apropiada cuando tenía casi dos años, razón por la cual sus apropiadores
"no pudieron hacerle olvidar su nombre". Sin embargo, remarcó, lo que
sí lograron es detener su crecimiento: "Cuando la abuela la ubicó,
aseguraba que la nena tenía siete años, pero su apropiador decía que tenía
cinco. Las pruebas forenses, de huesos, dieron que se trataba de una nena de
cinco años, pero las pruebas de sangre confirmaron que la chica era la que la
abuela buscaba. Con la restitución jurídica ella retomó los lazos familiares y
desarrolló la altura ósea que le correspondía. Esos son los casos que nos han
enseñado el efecto en la subjetividad de esas situaciones", aclaró. Y
remarcó que la apropiación de niños "es genocidio" según las
Convención Internacional 1948 por ese delito.
También declaró
ayer a través de una videoconferencia desde Canadá, la testigo Adriana
Chamorro, quien recordó que el médico policial imputado en la causa, Jorge
Bergés, participó de las torturas a la que fue sometida en el centro de
detención que funcionó en la
Brigada de Investigaciones de San Justo. "En la tortura
una persona me puso un estetoscopio y dijo: ‘vamos a parar un poco’”, contó, y
recordó que al día siguiente ese hombre apareció a cara descubierta en su
celda. Cuando recuperó la libertad y se exilió en Canadá, ligó la cara con un
nombre: "Cuando Madres y Abuelas publicaron fotos de represores yo
identifiqué a Bergés como el médico que me había atendido.”
11 may 2012
Lesa humanidad: se realizará inspección ocular en el juicio por crímenes en el “Circuito Camps”
El
reconocimiento se llevará a cabo el martes próximo, en dos centros clandestinos
de detención que funcionaron en la ciudad de La Plata. Se investigan,
entre otros casos, los secuestros del “grupo Graiver”, Jacobo Timerman y Jorge
Julio López
(Fuente: CIJ)
El Tribunal
Oral en lo Criminal N°1 de La
Plata encabezará el próximo martes una inspección ocular en
el marco del juicio oral que se realiza en aquella ciudad por delitos de lesa
humanidad.
El
reconocimiento, del que participarán los jueces del tribunal, los
representantes del Ministerio Público Fiscal, las querellas y las defensas, se
realizará en Comisaría V de La
Plata y en el Destacamento de Arana, que funcionaron como
centros clandestinos de detención durante el último gobierno militar.
En el
proceso se investigan delitos que habrían ocurrido en el denominado
"Circuito Camps" en la
Provincia de Buenos Aires. Conforme el requerimiento fiscal
de elevación a juicio, comprenden 280 víctimas y 26 imputados.
Entre los
casos que se investigan se encuentran los hechos conocidos como ‘La noche de
los Lápices’, el secuestro del ‘grupo Graiver’ y parte del gobierno de
Bidegain, y el secuestro de Jacobo Timerman, de Jorge Julio López, Adriana
Calvo, entre muchos otros.
Los
imputados son:
1. ALMEIDA,
Domingo; Oficial de la Policía
de la Provincia
de Buenos Aires;
2. CAMPOS,
Rodolfo Aníbal: Coronel del Ejército con el cargo de Sub jefe de la Policía de la Pcia. de Bs. As.;
3.
GUALLAMA, Hugo Alberto: chofer del Director de Investigaciones;
4.
PATRAULT, Luís Vicente: Oficial Principal Seguridad de la Policía de la Provincia de Buenos
Aires;
5.
ETCHECOLATZ, Miguel Osvaldo: subcomisario a cargo de la Dirección General
de Investigaciones de la de la
Policía de la
Pcia. de Bs. As.;
6. GARCÍA,
Carlos: Oficial Principal Seguridad de la Policía de la Provincia de Buenos
Aires;
7. LUJÁN,
Horacio Elizardo: Jefe de la
Unidad Regional de La Plata ;
8. ARIAS
DUVAL, Alejandro Agustín: coronel del Ejército Argentino;
9. TARELA,
Eros Amílcar; Oficial Principal de la Policía de la Policía de la Pcia. de Bs. As.;
10. BERGES,
Jorge Antonio; médico de la
Policía de la
Provincia de Buenos Aires;
11.
COZZANI, Norberto; agente y cabo de la de la Policía de la Provincia de Buenos
Aires;
12.
CABRERA, Roberto Antonio, oficial de la Policía de la Provincia de Buenos
Aires;
13.
VERDURI, Sergio Arturo; Oficial Inspector de la Policía de la Provincia de Buenos
Aires;
14. PAÉZ,
Rubén Oscar, Jefe de la
Brigada de Investigaciones de La Plata ;
15.
KEARNEY, Miguel: subcomisario de seguridad en la Brigada de Investigaciones
de La Plata ;
16. SVEDAS,
Fernando: comisario de seguridad y segundo jefe de la Brigada de Investigaciones
de La Plata ;
17.
CORRALES, Bernabé Jesús: segundo Jefe de la Brigada de Investigaciones de La Plata ;
18.
FERRIOLE, Pedro Antonio: Jefe de la
Brigada de Investigaciones de La Plata ;
19.
MACHUCA, Raúl Orlando: oficial subinspector segundo en la Brigada de Investigaciones;
20.
ARGÛELLO, Julio César: Cabo en la
Brigada de Investigaciones de La Plata ;
21. SITA,
Mario Víctor: sargento primero en la
Brigada de Investigaciones de La Plata ;
22. GRILLO,
Roberto Omar: oficial de la
Brigada de Investigaciones de La Plata ;
23. LENCINAS,
Daniel Jorge: oficial ayudante en la
Brigada de Investigaciones de La Plata ;
24.
ANTONINI, Santiago: oficial de la
Policía de la
Provincia de Buenos Aires.
Carlotto: "No fui desaparecida porque no me encontraron en casa"
La titular de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, declaró en la causa "Circuito Camps" y sostuvo que ella no fue una desaparecida durante la última dictadura porque no la encontraron en su casa cuando fue allanada tras el secuestro de su esposo Guido Carlotto.
(Fuente: Diario
Norte)
‘El 2 de
agosto de 1977 el Ejército ocupó la calle y el pasillo (del edificio que
habitaba) y estuvieron preguntando por mí, no fui una desaparecida porque no me
encontraron ni a mí ni a mis hijos‘, recordó Estela Barnes de Carlotto al
declarar hoy ante el Tribunal Oral Federal 1 de La Plata.
Carlotto
relató durante 45 minutos el secuestro de su esposo, el 1 de agosto de 1977,
liberado 25 días después; y lo que constituyó ‘mi primera experiencia en la
búsqueda de una persona que no se sabe dónde está, con la inocencia de no saber
qué es lo que estaba pasando‘.
Ese día,
Guido Carlotto había prestado a su hija Laura una camioneta de su pinturería
para que la joven, que militaba en la Juventud Universitaria
Peronista, se mudara de la casa que compartía con un matrimonio de compañeros
militantes de apellido Médici-Aued.
Según lo
pactado con su hija, la camioneta debía ser devuelta a las 17 de ese día, por
lo que al pasar ese horario y no recibir el rodado, el hombre comenzó a
sospechar que algo habría ocurrido y, tras evaluarlo con su esposa Estela,
resolvió ir a la casa de la que debía mudarse su hija.
‘Esperé
hasta la madrugada y Guido no regresó, por lo que me comuniqué con un hermano y
decidimos ir a ese domicilio y lo que vimos era algo escabroso, la casa
abierta, toda iluminada y ladrones comunes que aprovechaban y se llevaban
cosas‘, contó Estela ante el tribunal que preside Carlos Rozanski.
Una vecina
le contó que por la tarde fuerzas militares habían allanado la casa y mantenido
un tiroteo en el que mataron a un joven, Daniel Mariani, y se habían llevado al
matrimonio Medici-Aued.; y que por la noche, un hombre mayor se presentó en la
casa y había sido detenido y llevado por la fuerza.
‘Ese hombre
mayor resultó ser Guido, ahí tuve la certeza de que estaba secuestrado pero la
inocencia era pensar °ya lo van a liberar‘‘, apuntó y explicó que mientras
buscaba a su esposo resolvió que debía cuidar a sus dos hijos varones Guido y
Remo.
Carlotto
contó su peregrinaje en busca de su esposo y cómo se contactó con un hombre que
conocía a un profesor universitario miembro de la CNU , Patricio Errecalde
Pueyrredón, quien podría tener datos de Guido Carlotto.
‘Me dijeron
que debía entregar 40 millones de pesos antes de las 15 horas del día miércoles,
yo junté el dinero, vendí cosas, pedí un préstamos, y pagué‘, dijo Estela, que
también habló con el general Reinaldo Bignone, a cuya hermana conocía por ser
ambas docentes.
‘Me recibió
en su casa de Castelar, muy tranquilo y me dijo: ‘vio, señora, pagan justos por
pecadores‘ y me aconsejó que no entregara dinero, que había mucha gente
inescrupulosa y me dijo que iba a mandar a alguien para que me ayudara‘.
La muerte
de su hija
Ya con
esposo Guido liberado, Estela debió nuevamente ir a ver a Bignone, esta vez por
la desaparición de su hija Laura.
‘Estaba
desquiciado, me recibió en el Comando en Jefe del Ejército y me recibió con un
revólver arriba del escritorio y me dice: ‘uno les pide que se entreguen, que
hay lugares para reeducarlos°y yo le dije que si mi hija Laura había hecho algo
que ellos consideraban delito, que la juzguen que nosotras la íbamos a esperar,
que no la maten‘, recordó.
‘Yo pensé
que ya la habían matado y le dije que si la habían matado, que me entreguen el
cuerpo que no quería volverme loca como ahora, que las Madres buscamos a
nuestros hijos en las tumbas NN de los cementerios‘, precisó.
Acotó que
al serle devuelto el cuerpo de Laura, tras ser asesinada poco después de este
encuentro, ‘habrá dicho (Bignone) cuando la maten entreguen el cuerpo a la
madre porque ella me lo pidió‘.
Carlotto
explicó que su esposo estuvo 25 días detenido ilegalmente en la dependencia
policial de Cuatrerismo ubicada en las calles 55 y 14 de La Plata.
Las
torturas
‘El 25 de
agosto a las 23.30 regresó mi esposo. Regresó un espectro, había perdido 15
kilos y estaba en un estado calamitoso de suciedad, físicamente destruido y
marcado por lo que vio (en su cautiverio)y eso lo marcó para que muriera
tempranamente‘, recordó.
Explicó que
su esposo ‘habló 8 horas ininterrumpidas y nosotros creíamos que estaba loco,
todo lo que contaba era tan siniestro, como torturar a una mamá amamantando a
su hijo, los alaridos, que quién iba a pensar que iba a haber lugares así,
pensábamos que estaba loco‘.
Contó que
su esposo le narró sobre la aplicación de torturas y de inyecciones que
provocaban ‘descomposturas, vómitos y que cayeran casi muertos‘, y las charlas
de los secuestradores sobre el destino de los cuerpos.
Finalmente
un día, su esposo oye que alguien, que posteriormente identificó como Ramón
Camps, toca su frente y le pregunta si es Carlotto y ante la respuesta
afirmativa lo trasladan a los calabozos para días después liberarlo.
La defensa
de los imputados no efectuó preguntas a Estela de Carlotto, quien se retiró
aplaudida por el público que presenció la audiencia.
El Tribunal
Oral Federal 1 de La Plata
juzga los secuestros y torturas cometidos en los seis centros clandestinos de
detención que integraron el denominado ‘Circuito Camps‘, llamado así en alusión
al general Ramón Camps, jefe militar de la Policía Bonaerense
durante la última dictadura militar.
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26 abr 2012
Circuito Camps: comienzan a relatar la triste historia de la familia De la Cuadra
En una nueva audiencia del juicio que acusa a 25 represores por delitos de lesa humanidad en centros clandestinos de La Plata , víctimas y familiares de víctimas describieron más ejemplos de los centros de exterminio instalados en la Ciudad. Estela de la Cuadra comenzó su testimonio de más de cuatro familiares desaparecidos.
(Fuente: Ramiro Laterza - Diariohoy.net)
Carlos
Renato De Ángelis relató en la audiencia del martes, la desaparición de sus
cuatro miembros de su familia: su primo hermano Rubén de Angelis, casado con
María Adela Garín, que estaba embarazada de dos meses. Y su hermano,
secuestrado en Mar del Plata, Oscar de Angelis, casado con Laura Delma Godoy,
también embarazada.
"Éramos
un grupo familiar muy unido en Mar Del Plata", relató; fueron juntos al
colegio Mariano Moreno, y su primo Rubén se vino a La Plata a estudiar Medicina,
"hizo una excelente carrera, se recibió con los mejores promedios, era
cardiólogo... tiene una placa en el Hospital San Martin porque fue Jefe de
Residentes". Al momento de su secuestro tenía 27 años.
Había
participado en el Centro de Estudiantes de la Facultad , pero no pertenecía
a ninguna organización política.
A María
Adelia Garín la había conocido en la Facultad , ella se había recibido de Pediatra y
trabajaba (como contó su hermana María Angélica Garín en la audiencia del 3 de
Marzo) en el Hospital San Ramón de Quilmes.
Se habían
casado el 19 de Enero de 1976, ahí fue la última vez que Rubén vio a su primo y
a María Adelia. Porque 24 días después,
el 13 de enero de 1977 un grupo parapolicial secuestró a María Adelia de 29
años en su trabajo de Quilmes, y a la vuelta, secuestraron a Rubén en su
casa. La familia se enteró a través de
una pariente que era farmacéutica en La Plata. Así su padre vino desde Mar del plata,
presentó Habeas Corpus, recogió información, pero nunca pudo dar vuelta la
historia: Rubén nunca apareció.
Estuvo
secuestrado en el Regimiento 7 de Infantería de La Plata , y también en City
Bell, en el Batallón de Comunicaciones 601, y esa es la última información
recibida por distintos testigos.
Por otro
lado, María Adelia estuvo detenida en la Comisaría Quinta ,
en el Garage Azopardo, Pozo de Quilmes, y finalmente encontraron sus restos en
una fosa común del cementerio de Avellaneda, allí se comprobó qué había sido
mamá, sin embargo el bebé fue apropiado,
y nunca se supo nada de él o ella.
Carlos
Renato, en su testimonió concluyó contando la historia de su hermano Oscar y su
cuñada Laura, que fueron detenidos en Mar del Plata el 28/11/77. Ellos, hacía
un mes y medio que se habían casado, y estudiaban Derecho en la Universidad Católica
y trabajaban. Ella estaba embarazada, tenía 20 años. Él, 21. Ambos están
desaparecidos.
Ella le
propuso a su hermano ser el padrino de su primer hijo, pero nunca más lo volvió
a ver
La familia
es de la ciudad de Tres Lomas. Su hermano Mario Coroná se fue de allí a los 12
años, a estudiar a una escuela Agraria y
en 1972 se había ido a La Plata ,
para cumplir su sueño de estudiar psicología. "Cuando vine lo vi marchar
con la JUP ,
aunque luego me dijeron que había pasado a Montoneros". Para año nuevo se
habían comunicado y Dolores le había propuesto ser el padrino de su primer
hijo. Esa fue la última vez que hablaron.
Su hermano
fue desaparecido en Enero del 77 cuando tenía 24 años; lo capturaron en la
calle, "en cercanías de la plaza moreno", relató su hermana, y dijo
que un testimonio que lo vio, estaba secuestrado en la BILP , "tenía una herida
de arma de fuego en la espalda, y no lo atendían y la herida empeoraba".
"Nacimos
de vuelta. Nací ahí"
Angélica
Adelaida Campi en 1977 era Arquitecta y tenía un cargo oficial en la parte
Técnica de la Corte
Suprema de Justicia. Estaba de novia con un Guillermo Abel
Almarza, e iban juntos por la calle el 8 de Febrero cuando fueron reducidos y
metidos en un auto.
Serían 52
días de secuestros en el cual cambiarían su vida. Recibiría torturas sin saber
porqué estaba ahí, y nunca más estaría con su novio.
Se
dirigieron "en un trayecto no muy largo", tabicados y con las manos
atadas, a lo que luego se enterarían que era Brigada de Investigaciones,
Almarza venía en el baúl. Al llegar los ponen a ambos en una celda "donde
había mucha gente", después de unos días los meten a ambos nuevamente en
el auto, de la misma forma, y los llevan a "un lugar descampado, donde se
escuchaba un tren", el que luego supieron era el Pozo de Arana. "Fue
uno de los peores momentos de mi vida porque pensé que me iban a matar",
relató Angélica y dijo que quienes la llevaban iban discutiendo de qué manera
la iban a asesinar.
En ese
momento fue cuando no vio nunca más a su novio. Llegó a una celda y "por
debajo de la venda de los ojos vi que había mucha gente tirada en el piso muy
lastimada, quejándose", describió; "realmente era un momento de mucha
tensión". Me metieron con dos mujeres, una de ellas embarazada,
"tenía los pies muy hinchados". "¿Conoció a algún otro detenido
allí"?- le preguntaron desde el Tribunal: "Yo me la pasaba llorando
todo el tiempo, así que era imposible hablar conmigo".
Después la
llevaron a un determinado lugar, "me preguntaron formalmente qué hacía
yo", allí la hicieron desnudar y la tiraron en "una especie de
colchón de alambre", y le pasaron la picana... "bueno yo no tenía
nada para decir así que me dejaron".
A los días
vuelve a la Brigada.
Estuvo todos los días con una tal Vilma Susana. Finalmente la
liberaron el 27 de Marzo. Cuando llegó a su casa, los padres estaban
destrozados, su mama en la cama y su papá, un funcionario de la Corte , había tramitado en
múltiples lugares para la liberación de su hija. Se había reunido con Ramón
Camps quien le dijo "cuando su hija salga, que me venga a ver", cosa
que no sucedió. Además durante los siguientes tres meses, un oficial iba a
"visitarme a casa, dábamos vueltas por la Ciudad hablando
incoherencias", hasta que un día le dijo que se vaya a hacer el documento
nuevo, y a partir de allí no volvió más.
Además
relató que desde el Poder Judicial la obligaron a renunciar, y le recomendaron
al padre que "no presente Habeas Corpus". La querella pidió al
Tribunal que se oficie una búsqueda de quienes eran los jefes de aquel momento.
"Nacimos
de vuelta, nací ahí", dijo como para hacer un corte en el testimonio que
refleje el corte que sufrió en su vida durante aquel tormento.
Los restos
de Guillermo Abel Almarsa, relató, fueron hallados a comienzós de los 90´por el
Equipo de Antropología Forense en el Cementerio de La Plata. Ninguna de
las partes tenía esta información, y es relevante porque ya han aparecido otros
datos de secuestrados que finalmente fueron asesinados, y esto complementa la
actuación que se puede realizar contra los represores por casos de homicidios.
"¿Estuvo
usted secuestrado durante la última dictadura militar?"
Ante la
pregunta, dijo: "Aclaro que esto ya lo declaré como cinco veces",
comenzó el relato de Diego Barreda
"Fui
secuestrado el 14 de Julio de 1978 llegando de mi trabajo a mi casa de
Ringuelet en 509 entre 10 y 11". Era un grupo de civil entre 6 y 10
personas que lo tabicaron y lo tiraron en la caja de una camioneta donde había
otro detenido. La patota no era de La plata, porque no sabían los números de
las calles, pero de todas maneras "se las ingeniaron para llegar al Camino
Centenario".
"Llegué
a un lugar donde me tomaron la presión", relató Barreda como una anécdota.
Era el Pozo de Quilmes. "Al rato me
llevaron a "la parrilla" donde me metieron picana y me desvanecí
varias veces". Le pusieron a un "quebrado" al lado para que
certifique todo lo que el torturado no decía. "Un quebrado es alguien que
carece de objetividad y voluntad y que, ante lo que le quieran atribuir no da
más y dice todo que sí, entonces me inculcan todo lo que él decía". Estuvo tres días ahí y es llevado al Pozo de
Banfield.
Allí lo
pusieron en una celda con el "quebrado" y con un estudiante de
arquitectura, a quien lo largan a los 15 días. "El otro, Rodolfo Nani,
estuvo conmigo hasta el Consejo de Guerra", adelanta Barreda como
anticipando un final inesperado. Relató que había una mujer uruguaya llamada
María Artigas que estaba embarazada y fue asesinada: "me había pedido que
busque la nena, ella sabía que se la iban a quitar, no es de mucho
intelectualidad saber que a ella la iban a matar... esta compañera tuvo ahí la
nena, yo escuché el llanto cuando la nena nació pero María no apareció".
A los tres
meses fue a parar a la
Comisaría Octava de La Plata , "era para algunos la situación previa
al blanqueo", pero..."un oficial me dijo que había un cuello de
botella en mi casa", o sea que no lo podrían liberar. "En esta
comisaría había un destacamento policial normal adelante y un centro
clandestino atrás". Estuvo un mes en esa situación, hasta que un coronel
se sentó con él, le apoyó una pistola en el escritorio (para ver si la
agarraba) y le dijo que iba a ir a un consejo de Guerra. Ahí lo llevan a villa devoto..."en el
consejo de guerra me interrogaron un poco más, yo seguí negando, y se
declararon incompetentes"; siguió en Devoto un tiempo y después lo
mandaron a blanquear a la unidad 9. "Allí me engordaron y me bañaron, como
se solía hacer".
Retomó y
dijo: "Creo que a los efectos de lo que tenía que declarar hoy, entiendo
que tiene que ver con los compañeros con quienes estuve durante un mes en
comisaria 8°; aclaro que hicimos un reconocimiento con usted (mirando a
Rozansky) y con Julio López, que además de ser albañiles éramos dos blanqueados
en la octava".
"Era
una condena para mi estar con una persona que ni se animaba a pedir agua ese
era su deterioro físico y psicológico", relató por Nani.
Contó que
una noche metieron en su celda a tres personas más que venían de 18 meses de
secuestro; se quedaron conversando durante 4 horas. Resultaban ser Baratti,
Bonin (quien trabajaba en el Astillero Río Santiago, al igual que quien daba el
testimonio) y Fracaroli. Ellos creían que estaban ahí porque los iban a matar.
Allí fue que Bonin le dijo: "si volvés al Astillero y si encuentran mis
huesos, mi voluntad es que mis huesos estén en la entrada del Taller de
Escultura del Astillero de Rio Santiago porque ese es mi mundo". La mañana
siguiente los sacan y nunca más los volvería a ver. "Fueron fusilados,
otro término no hay".
Fue
blanqueado luego en la Unidad
9 y posteriormente recuperó la libertad; allí se negó a irse del país, a pesar
de que dos legisladores norteamericanos ya lo tenían todo organizado, "las
madres no me creían".
Estela de la Cuadra : relato de una mujer
que le secuestraron hasta la casa
"Estela,
buenas tardes, queremos que nos comentes si tenés algún familiar que estuvo
desaparecido durante la última dictadura militar"... y comenzó la lista:
Su Hermano,
Roberto José De la Cuadra ,
hermana Helena de La Cuadra
(embarazada), cuñado Hector Baratti (el único que aparecieron sus restos),
también su marido; y su hijo estuvo algunos meses desaparecido. "También
se quedaron con mi casa, hasta la actualidad", remató sarcásticamente,
como riéndose de su propia tragedia.
Durante
esta audiencia del martes 17 de Abril, a razón de que ya eran las 20 hs, sólo
relató las desapariciones de su hermano y su hermana, pero con un orden, una
precisión y un conocimiento del marco político y contextual intachable.
Durante la
noche del 2 de Septiembre del 76, cuando el clima era extremamente complicado
para las organizaciones políticas, Roberto José De la Cuadra estaba
"teniendo una reunión sindical" en la casa de sus padres (aunque
tenía su familia y su casa propia), junto a sus compañeros: Raúl Bonaffini
(trabajador de YPF) y Daniel Sampedro. Roberto les contó que el día anterior
había estado repartiendo volantes clandestinamente en el baño de la Destilería , contra la
expedición horaria: "Ellos habían conseguido trabajo de 6 horas y la
dictadura lo había vuelto a 8hs"; sin embargo un delegado del sindicato
SUPE, lo vio.
"¿Qué
domicilio tenés en el trabajo?", preguntó Bonafini. La casa de sus padres,
fue la respuesta y la exigencia, ahímismo, de sus compañeros: "Rajemos de
acá".
Cuando la
patota llegó a buscarlo a la casa de sus padres en 65 y 12, los militantes ya
no estaban. Se la comienzan a llevar a la madre Alicia, hasta que luego de
bajar el ascensor se cruzaron con Roberto que volvía a dejarles el auto:
"¿Lo conoces?", le preguntaron a la señora. "Nunca lo vi en mi
vida", respondió "Licha" de la Cuadra , futura fundadora de las Madres.
Finalmente uno de los policías lo reconoció, se lo llevaron, y a la señora la
dejaron volver a su casa.
La esposa
de Roberto, Gladys, al enterarse del secuestro fue a buscar su expediente a YPF
para realizar un Habeas Corpus, pero la
detuvieron durante un tiempo: "ella no está en condiciones de
declarar", resumió Estela.
Luego
realizó un extenso relato sobre la búsqueda de sus padres por Roberto José:
análisis de los archivos de la
DIPBA , restos encontrados por la zona de Berisso. También
hizo una amplia y justificada denuncia de que los delegados de la fábrica, del
sindicato SUPE, la "burocracia sindical", participó dándole la mano a la
patronal", en el secuestro de Roberto José, sus compañeros y otros
trabajadores "de militancia sindical anti burocrática".
Roberto
José fue visto en Comisaria Quinta: "La primer noticia que tenemos es que
Elenita manda un mensaje con una compañera que había compartido cautiverio y
dice estoy bien, el embarazo sigue, están Roberto José y mi marido (Héctor
Baratti)".
Allí
Estela, muy ordenada en su amplia declaración, decide pasar a la desaparición
de "Elenita", su hermana.
Por la
noche del 23 de Febrero de 1977, estaban reunidos en el consultorio
odontológico de Norma Estela Campaño de Serra varias personas, entre ellas
Elena de la Cuadra ,
su esposo Héctor Baratti, Pedro Simón Campaño, Eduardo Roberto Bonin, y
Fracaroli.
Elena era
maestra jardinera y estaba embarazada.
Allí hubo
un gran operativo, suben a los techos, ocupan dos o tres casas de al lado, e
intiman a que se entreguen: "primero sale mi hermana, después su
compañero...". Allí se dedican a "saquear la casa" y, según
Adriana Calvo, esa noche llegan a la Comisaría Quinta.
Una parte de la patota se los lleva, una cuadrilla se quedó campaneando el
barrio ("hicieron una ratonera"), y otro grupo se dispuso a saquear
la casa.
Habeas
Corpus, en Provincia y en Nación, reuniones con autoridades eclesiásticas,
realizaron "fichas" de archivo. Mientras tanto recibían algunos
mensajes, ya que estaban detenidos juntos: Roberto José, su hermana Elena, y
Baratti. "Llegaban mensajes enviados por Baratti, que decían que Elena
había tenido una nena que le habían puesto Ana, nacida el 23 de junio de
77". Hay un testimonio que dijo que el parto fue en la Comisaría Quinta. También está el testimonio de Fernández, que
su hermana Lidia la asistió en el parto; "un relato muy duro, en Comisaria 5 su relato fue
muy duro porque la traían destrozada, humillada, porque la llevaban para
violarla".
Hasta allí
pudo continuar Estela de la
Cuadra. Una mujer signada por la desaparición, la tortura, y
la ausencia de sus familiares. Su sobrina Ana sigue apropiada. Su madre
"Licha" fundadora de las Madres de Plaza de Mayo junto con
"Chicha" Mariani, falleció hace algunos años. Su hermano, su hermana y su esposo están
desparecidos, fueron encontrados los restos de su cuñado, y si casa sigue en
manos de represores.
El
testimonio de Estela continuará el 7 de Mayo, cuando se retome el juicio.
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20 mar 2012
Testimonio de Sabino Abdala (19/03/12)
Durante 17 años me llamé de otra manera: Federico Gabriel Wojtowicz. Porque mis padres Susana Falabella y José Abdala, estaban en ciudad de La Plata, vivíamos acá, y el 16 de marzo de 1977, un grupo de policías, al mediodía, irrumpen en nuestra casa y nos llevan: a mis padres, a mí, y a María Eugenia Gatica que era hija de un compañero de militancia.
Nos llevaron a la Comisaría Quinta de La Plata. Después a nosotros dos, a María Eugenia que tenía 14 meses y a mí, nos llevan a la Brigada Femenina de La Plata y mis padres se quedan en la comisaría. Yo tenía dos años y medio.No me acuerdo nada de lo que sucedió.
Me llevan a la Brigada Femenina y de ahí me entregan a una familia de San Justo, él era médico y su esposa administraba una clínica. Supuestamente tenían relaciones con la represión. Ellos eran Vladimiro, el médico y Teresa Mastronicola, la esposa, y tres hijos (…). Cuando llegué estaban ellos y después nació un hijo más.
Al tiempo, me fui dando cuenta porque ellos eran rubios y yo morocho. A la edad de 9 - 10 años me empezó a picar el bichito de la duda. Entonces, me cuentan (…) que mis padres habían fallecido, que ellos me adoptaron y para que tenga los mismos derechos que mis hermanos me había inscriptos como hijo suyo. Me dijeron que mis padres fallecieron en un accidente de autos. Cuando me cambian la partida de nacimiento, me cambian la fecha: yo nací el 27 de julio de 1974 y me ponen como que nací el 3 de agosto de 1976.
En el año 1993, yo vuelvo de unas vacaciones y mi madre adoptiva me cita en la oficina de ella y me dice que podría ser hijo de desaparecidos, que hay un juez que mandó una citación para ver si me quería hacer el examen de ADN. Estaba sorprendido, no había tanta información y se sabía muy poco de la búsqueda de Abuelas. Voy a ver al juez y me explica la situación, entonces me pregunta si me quería hacer el examen de ADN, yo accedo. Me hago el examen en el Durand. Conozco a mi familia biológica, en 1993, en diciembre.
Previamente, mi familia biológica se había acercado a donde yo estudiaba en el Colegio Ward en Ramos Mejías. Un primo biológico, Marcelo, se acercó, me habló y me hizo una pregunta (…). Creo que cerca de un coche estaba mi tía y el esposo y fueron para verme en persona, porque les había llegado una información de que podía estar ahí. No sabía por qué había sido y pensé que me iban a secuestrar, le avisé al guardia y llamaron a la policía. Eso fue cuando todavía estaba en el colegio, así que en el ´92. El juez me cita en el ´93, después de eso pude entender el episodio ese. Yo pensé totalmente lo contrario: Era para recuperarme de un secuestro, no para secuestrarme.
(…)
En el ´93 me hice el examen, después estuve casi hasta 1998 para recuperar mi identidad. Me quedé con mi familia apropiadora durante 4 ó 5 años. (...) En esa época tuve un estado de confusión muy grande y no aceptaba quien era, tarde 5 años. En el ´93 me hice el examen, dio positivo y conocí a mi familia, pero después el proceso de recuperar mi identidad fue más largo y más doloroso que un pinchazo. Uno recupera su identidad con un poco de sangre pero en realidad tarda mucho más en recuperar todo lo que pasó y asimilar el dolor y la pérdida.
Hoy tengo una excelente relación con mi familia biológica, pero los primeros años fue una relación turbulenta. Como también era mi vida en ese entonces porque me tuve que adaptar a una situación que es imposible describir porque hay sentimientos, hay historia, hay presiones, muchas cosas a las que la persona que recupera la identidad queda expuesta, y con el tiempo uno puede tener una relación excelente con la familia. La biológica, no?
El daño que sufrí y sufrieron los hijos que fueron arrancados de sus padres es irreparable. La justicia puede condenar a los asesinos y torturadores, pero hay más y todavía falta que 400 chicos recuperen su identidad. El daño sigue estando, ojala que los acusados si tienen información que tengan un poco de valentía y la brinden al tribunal.
15 mar 2012
Declara el nieto Sabino Abdala en la causa Circuito Camps
Abuelas de Plaza de Mayo informa que el próximo lunes (19/03) a las 13.30 horas, en el juicio oral y público por el denominado "Circuito Camps", brindará su testimonio el nieto restituido Sabino Abdala, secuestrado junto a sus padres cuando tenía poco más de dos años de edad.
En las audiencias, ya se ha hecho mención a la presencia de niños que permanecieron detenidos-desaparecidos en la Comisaría Quinta de La Plata. El 16 de marzo de 1977, Sabino fue llevado a ese centro clandestino con sus padres Susana Falabella y José Abdala, militantes de la organización Montoneros. Junto a ellos se encontraba María Eugenia Gatica Caracoche, la hija de casi un año de Ana María Caracoche y Juan Oscar Gatica, quien también fue secuestrada.
En 1992, Sabino fue localizado en poder de un matrimonio que lo inscribió como hijo propio, tras haber permanecido alejado de su familia desde la fecha del secuestro. En 1998 la justicia le restituyó su verdadera identidad. Sus padres continúan desparecidos.
En tanto María Eugenia, que había sido inscripta como hija propia por el comisario Rodolfo Oscar Silva y su esposa Armanda Elisabeth Colard, recuperó su identidad el 18 de septiembre de 1985, y desde entonces viven con sus padres, Ana María y Juan Oscar, y sus hermanos, Felipe, María Paz y Manolo, en Brasil.
En la causa por los campos de concentración que comandó el entonces general y jefe de la Policía Bonaerense Ramón Camps, están imputados 25 represores en perjuicio de 281 víctimas de delitos de lesa humanidad, entre ellas once mujeres embarazadas, tres niños nacidos en cautiverio y cuatro chicos secuestrados junto a sus padres.
El debate oral se desarrolla los días lunes y martes en la sede de la ex Amia, en las calles 4 entre 51 y 53.
Agradecemos el acompañamiento de los medios y de la sociedad en general para que estos delitos aberrantes nunca más se repitan.
La Plata, 15/03/11
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